Prevenir o curar? Segunda parte
Prevenir o curar? El rol del mantenimiento preventivo en los bienes culturales. Segunda parte
En esta segunda parte de mi reseña dedicada al Mantenimiento Preventivo de los bienes culturales, concepto precedentemente introducido en “Prevenir o Curar? – primera parte”, me gustaría ampliar la temática focalizándome en la relevancia de este enfoque como instrumento de prevención, en particular cuando es incorporado en un marco legislativo coherente que promueve y fomenta su aplicación.
El proyecto de conservación de urgencia realizado en el “Cementerio Ciudadano de Hasselt”, en Bélgica, del cual he sido responsable en calidad de arquitecta colaboradora del estudio “Erik Martens & Partners”, de Maaseik (Bélgica), ha sido útil para introducir la problemática típica vinculada a la ausencia de mantenimiento rutinario en edificios con protección patrimonial. Ahora, me gustaría abordar el asunto desde un punto de vista legislativo, introduciendo brevemente el marco normativo en materia de mantenimiento preventivo que reglamenta y tutela los bienes culturales en la región Flamenca de Bélgica.
En primer lugar, quisiera resaltar, que el gobierno autónomo de Flandes fomenta y respalda financieramente el mantenimiento preventivo de sus bienes catalogados. Este, a través de sus agencias provinciales de Patrimonio –Agentschap Onroerend Erfgoed-, pone a disposición de los propietarios de bienes catalogados una serie de instrumentos que promuevan y facilitan su implementación.
Al momento de la adjudicación del proyecto de conservación, a inicios del 2018, la normativa vigente establecía la redacción di un plan de gestión -beheersplan en neerlandés- que contemplase el cementerio en su totalidad. Este plan constituía el primer paso en el proceso burocrático y conditio sine qua non para acceder a fondos públicos para la financiación de las obras de restauración.
El plan de gestión es una herramienta de instrumentación que prevé medidas y acciones destinadas a mantener, mejorar y restablecer los valores y las singularidades del patrimonio cultural mediante una visión global a largo plazo del bien catalogado. El plan contiene distintas secciones, entre las que se destaca la planificación del mantenimiento preventivo por una duración total de 24 años. La aprobación del beheersplan concede el permiso para todas las intervenciones en él enumeradas, agilizando enormemente el proceso burocrático. Los subsidios para la implementación de estas obras programadas se pueden solicitar individualmente siguiendo un procedimiento preestablecido.
La normativa ha sido actualizada a inicios del 2019, circunscribiendo la obligación del plan de gestión a una categoría reducida de bienes culturales, como aquellos con protección paisajística-histórica-cultural, sitios arqueológicos o centros históricos, entre otros. En los demás casos, su redacción es facultativa y constituye, sin lugar a dudas, un valor añadido para aquellos propietarios interesados en aprovechar sus ventajas y potencialidades.
Recientemente ha sido introducido un nuevo instrumento normativo, los denominados “subsidios adicionales” concedidos a quien en grado de demostrar un correcto mantenimiento ordinario de su propiedad durante los últimos 6 años. Estos fondos adicionales, se suman a los subsidios estándar establecidos, aumentando del 10% el porcentaje total financiado. Asimismo, algunas acciones preventivas destinadas al mantenimiento frecuente son plausibles de financiación. La lista de estas es consultable en el sitio web de la oficina de Patrimonio Flamenca.
Prevenir o curar?
El plan de mantenimiento preventivo es un instrumento relativamente simple pero muy fructífero en materia de bienes culturales. Este documento es proyectado “a medida” por un profesional experto en materia y familiarizado con la problemática del edificio en cuestión. Se establecen así, las acciones preventivas y los controles necesarios, su frecuencia, su metodología y los actores involucrados en su concretización.
Algunas de las acciones preventivas son muy simples y pueden ser ejecutadas por el propietario del inmueble o por un operario no calificado. Otras, en cambio, requieren personal idóneo especializado. El mantenimiento preventivo permite, en este modo, la formulación de una “diagnosis temprana” del estado de conservación del edificio y específicamente de las patologías en vía de desarrollo, consintiendo de este modo, intervenir repentinamente e interrumpir “a tiempo” el proceso de degradación en curso.
Además del considerable ahorro económico en intervenciones de carácter extraordinario, el mantenimiento preventivo permite la racionalización en el tiempo de los costos de restauración, que, mediante la programación plurianual de las obras necesarias, permite establecer a priori el budget anual, y por lo tanto tener un mejor control de los gastos en el tiempo.
La experiencia belga nos demuestra claramente que un plan de mantenimiento preventivo no es un instrumento vinculado única y exclusivamente a un proyecto de restauración en curso. De hecho, la implementación de una estrategia preventiva a largo plazo es aplicable en cualquier momento, independientemente de la necesidad de obras de restauración puntuales.
Este enfoque permite incluir también en la planificación obras necesarias a medio y largo plazo, aunque estas no formen exclusivamente parte de las acciones de mantenimiento frecuente. La puesta en marcha de una visión global a largo plazo facilita y promueve una gestión organizada del edificio protegido, limitando en gran medida el riesgo del imprevisto y las consecuencias la improvisación.
En fin, estamos de acuerdo que prevenir es siempre mejor que curar?
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